
Desde muy joven comprendí que el verdadero liderazgo no se mide por los títulos ni las posiciones, sino por la capacidad de servir con propósito y actuar con coherencia.
Nací en Azua, una tierra de gente noble, trabajadora y llena de fe, donde aprendí que los sueños se alcanzan con esfuerzo, disciplina y la determinación de no rendirse nunca.
Soy abogado, docente, asesor migratorio y director de Centros de Corrección y Rehabilitación de la Dirección General de Servicios Penitenciarios y Correccionales, de la Procuraduría General de la República..
Desde cada una de esas funciones, he procurado contribuir al bienestar social, acompañar procesos de transformación y demostrar que el servicio público puede ejercerse con ética, respeto y humanidad.
Mi compromiso con la juventud dominicana nace de una convicción firme: nuestro país está lleno de jóvenes con talento, visión y valores, capaces de construir un futuro distinto si se les brindan las herramientas y la confianza para hacerlo.
Por eso, esta postulación al Premio Nacional de la Juventud no la veo como un reconocimiento personal, sino como una oportunidad para representar a quienes creen que los cambios reales comienzan con la educación, la responsabilidad y el ejemplo.
A los jóvenes dominicanos les digo: no esperen a que las circunstancias sean perfectas para actuar; empiecen hoy, con lo que tienen, desde donde estén.
El país necesita corazones comprometidos, mentes creativas y manos dispuestas a servir.
Desde donde me encuentre 🇩🇴, seguiré trabajando por una República Dominicana más justa, solidaria y humana, convencido de que servir no es una opción: es una vocación que se lleva en el alma.
Fin.




