LIMPIAVIDRIOS ARRIESGA SU VIDA METIENDOSE EN UNA ALCANTARILLA PARA BUSCAR AGUA

En un arriesgado acto de supervivencia, un limpiavidrios se juega la vida al sumergirse en una alcantarilla en pleno centro de una transitada intersección, en las avenidas Mella y San Vicente de Paúl.
Este hombre, desafiante ante el peligro, se adentra en el oscuro y húmedo túnel, donde los vehículos pasan a toda velocidad por encima de su cabeza, poniendo en riesgo su integridad física.
Con una agilidad sorprendente, el trabajador levanta la tapa de la alcantarilla y se introduce en el estrecho pozo. Lo que parece un acto de desesperación es, en realidad, una maniobra cotidiana para obtener el agua necesaria para limpiar los cristales de los vehículos.
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A pesar del bullicio de la zona y del constante paso de vehículos, que rozan la tapa de la alcantarilla y hacen vibrar el pavimento caliente, nada parece inquietarle. El limpiavidrios, consciente del peligro, se enfoca en su labor.
Dentro de la alcantarilla, el hombre no solo recoge agua para realizar su tarea, sino que también se enfrenta a una doble función: tomar un baño improvisado y refrescarse en las peligrosas entrañas del pozo subterráneo.
Con destreza, sumerge una cubeta hasta el fondo, la llena con el agua de la alcantarilla y luego, con rapidez, sale del hueco, observando atentamente el tráfico para no ser sorprendido por el paso de más vehículos.